"Mi primera crónica, mi primera reflexión sobre el equipo y mi primera critica.
Llegué al partido algo acojonado, el mismísimo código 100 jugaría en nuestro feudo esa noche.
Después de las ultimas semanas discutiendo lo complicada de esta liga, lo de lo buenos que eran los demás y sobretodo después de probar al primero de ellos, no me faltaba el miedo a saber que este finde nos íbamos a ver superados nuevamente sobre el cemento.
Nada mas lejos de la realidad. Empezamos más tarde de la hora, el contrario no tenía los visados de extranjería pero al final los consiguieron en el mercado negro de Santo Cristo. Primera alegría de la noche, la figura de Antonio aparece en el horizonte de Lloreda.
Pitido inicial y en menos de un minuto tengo dos ocasiones claras de gol, la primera a pase de Miguel que me para el portero, la segunda en un rebote que pillo e intento colocar a la escuadra, pero toca en el palo; mi novia me mira con cara de lo bonito que sería que le dedicara un gol, mala suerte, otro año quizás. Avanza el partido, nos colocamos sobre el campo como en la pizarra del vestuario habíamos dibujado, eramos un equipo perfecto, el mismísimo no sabia por donde entrar y se hartaban de jugar hacia su portero. Un despiste de ellos y ZAS el primero de Arturo. Avanza la primera parte, seguimos igual de disciplinados, nadie entre de golpe, nadie sobresale a los demás, nadie la caga. Al final del primer tiempo 2-1 ganamos, comenzamos a creer.
Segunda parte, seguimos parecido hasta que nos meten el segundo. Comienzan los nervios, rápidamente el tercero y se acabó, el Proyecto se desmorona de repente, en el campo se comienzan a oir gritos a diestro y siniestro, Miguel chilla a Juanma, Ivan chilla a Miguel, Juanma chilla al público, Antonio no llega a cortar un balón y se chilla a él mismo, el Joshua chilla a nuestras madres y Arturo se ahoga. Nos meten tres casi seguidos, se acabó el posicionamiento en el campo, se acabó ese equipo de ensueño que había defendido como si de una canción de Mozart se tratara. En el vestuario piques y al final abrazos para hacer las paces. Casi lloro. Perdimos única y solamente por nuestra culpa, fuimos nosotros los que no quisimos ganar."
Por Iván Latorre



